miércoles, 27 de junio de 2007

DANZA DE MOROS Y ESPAÑOLES

DANZA DE MOROS Y ESPAÑOLES

Los misioneros españoles introdujeron esta danza en el siglo XVI con fines de evangelización. Es la danza más difundida en el país y la que mayores influencias ha generado en otras danzas que giran en torno al mismo tema: el enfrentamiento entre los españoles cristianos y los árabes que ejercieron su dominio sobre los pueblos españoles durante casi ocho siglos. En España se tiene el registro de su primera presentación en el siglo XII, en tanto que en México, Bernal Díaz del Castillo menciona que yendo el conquistador Hernán Cortés hacia Las Hibueras, se le recibió en Coatzacoalcos con una gran fiesta que incluía “…ciertas emboscadas de moros y cristianos.” Este hecho debió suceder entre finales de 1524 y principios de 1525, apenas tres o cuatro años después de la Conquista de México.

La danza de los Moros y Cristianos jugó su papel trascendental durante la época colonial y, una vez habiendo cumplido su misión de ayudar a la evangelización, pasó a formar parte de los festejos indígenas que sobreviven hasta la fecha y que han sido adaptados y modificados en cada región del país conservando su argumento esencial. Su área de influencia es enorme y va desde la zona del istmo en Oaxaca, hasta la huasteca en el Golfo, Nayarit en el pacífico y hasta el Estado de Nuevo México en los Estados Unidos de América. En Veracruz se presenta durante todo el año en la mayor parte de las festividades del Estado, además de la influencia que tiene en sus variantes de Santiagos, Tocotines y Doce Pares de Francia.

La danza tiene como tema el enfrentamiento del bando cristiano contra el bando de los moros, también llamados sarracenos u otomanos. Son representaciones de tipo teatral cuyo texto tiene preeminencia sobre la danza y la música, que sólo sirve para pasar de una escena a otra y acompañar los combates. La discusión gira en torno a la superioridad que ambos bandos dicen tiene su Dios, terminando con la claudicación de los moros quienes reconocen la superioridad del cristianismo, argumento esencial de los evangelizadores que perdura hasta nuestros días. Dentro de este esquema general hay muchas variantes en las que aparecen reyes, alféreces, embajadores, el emperador Vespasiano, Santiago, algunos ángeles y representantes del infierno. Los combates se realizan con arma blanca, generalmente con machetes y con acompañamiento de música que provee en su mayor parte una banda de aliento.

La indumentaria es también muy variada aunque existen elementos comunes como capas de terciopelo o satén con galones y flecos negros para los moros y rojos para los cristianos; llevan bordados de lentejuela, en el caso de los moros una media luna, y en el de los cristianos una cruz. Zapatos con polainas y espuelas. En ocasiones se cubren la cara con pañuelos y en otra utilizan máscaras de piel oscura para los moros y rosadas, con bigotes y barbas a veces rubias para los cristianos. Todos con turbantes de seda o cascos con flores de papel, espejos con marquitos de hojalata, oropel, sartas de perlas y cuentas de papelillo para los moros. En algunas ocasiones, los cristianos llevan vestimenta de charros.
Es evidente que existen varias versiones de ésta danza que es una de las más difundidas en el país. Aquí les dejo un video que tomé en mi última visita a Papantla Veracruz en donde danzantes locales ejecutan la Danza de Moros y Españoles en la plaza de armas del lugar. Notese su indumentaria y el acompañamiento musical que sigue siendo con flauta trifónica y tamborcillo de doble parche.

sábado, 23 de junio de 2007

DANZA DE QUETZALES

Hola.
Antes que nada agradezco a todos los que se han dado un tiempo para checar mi blog. Seguimos trabajando en la difusión del folklor de México.

He recibido algunos comentarios acerca de mi blog, me preguntan si mi blog es sobre el folklor en general o sólo está dedicado al huapango. A lo que respondo que este espacio está dedicado al folklor de todo México. Pero para serles sincero mi género preferido es el huapango, no obstante también voy a empezar a subir información sobre otras danzas y bailes tradicionales. Hoy me gustaría iniciar con la Danza de Quetzales, que evidentemente es mi danza favorita.


DANZA DE QUETZALES

La danza de los Quetzales en la época prehispánica era dedicada al sol, se adoraba al ave sagrada Quetzal, se bailaba para pedir y honrar a los dioses.

Su indumentaria consta de un pantalón de color rojo con listones coloridos y flecos, camisa blanca de manta o actualmente camisa de vestir normal, sobre la camisa van la capa y la contracapa que son dos mascadas de color rojo, verde o azul; alrededor de la cintura el danzante lleva el xochipayotl, que es una faja de costumbre masculina. Sin duda lo más llamativo del atuendo es la corona, que es circular y multicolorida. El armazón circular de la corona de cuetzaltique (llamado así un solo danzante) está entrelazado con tiras de papel metálico o listón de colores vivos, en la parte de arriba tiene extremidades libres en las cuales está coronada por pequeñas plumas originalmente de perico o de cotorro, en la actualidad remplazadas por las plumas de gallina ya sean blancas o teñids en algún otro color. Un gran cono porta el disco de la corona ajustado firmemente en el centro por un pequeño círculo en el que se encuentran decorados a cada lado ya sea de aves o estrellas. Cada danzante lleva en la mano derecha una sonaja elaborada en la región llamada moshi y una o dos pañoletas para marcar el ritmo de la música. Por último cabe señalar que el calzado tradicional es huarache de tres puntos llamado también de “pata de gallo”, pero actualmente se empieza a sustituir por botín de danza o el calzado diario de los danzantes de la sierra poblana.


La instrumentación de la música es un tambor de dos caras forradas con piel de chivo llamado nénetl, que es golpeado rítmicamente con una vaqueta generalmente de vara de café; y una flauta de carrizo trifónica (con tres orificios) que marca las alegres melodías de los sones, ambos instrumentos son prehispánicos. La danza consta de 52 sones y uno de los más sublimes es el son de los cruzados.


Con el transcurso del tiempo han surgido algunos cambios y adaptaciones escénicas a ésta danza, incluso en el vestuario, sin embargo todavía se pueden apreciar sus coreografías típicas que constan de dos filas y en el centro un caporal o jefe, y haciendo cruses de norte a sur y de oriente a poniente. Los integrantes para danzar pueden llegar hasta los cien o más. Esta danza se puede apreciar con mayor frecuencia cuando se hace algún rito de importancia o en las ferias regionales de la sierra norte del estado de Puebla.
Aquí les dejo un video de la versión de la Danza de Quetzales que presentó el Grupo Folklórico Mexicano Itzam-na Puebla en su presentación el 5 de mayo de 2006 en la feria de Tabasco. Es un trabajo escenico del Profr. Justo Hernández Carranza.






lunes, 11 de junio de 2007

DEL HUAPANGO, EL BAILE Y SU DIVERSIDAD

LOS ESTILOS DE BAILAR HUAPANGO
La Huasteca es un crisol de expresiones estéticas, en todo lo largo y ancho de su extensión territorial. Ya lo señala el sociólogo Gilberto Giménez, hablando del territorio, que este existe en tanto que un espacio es valorizado culturalmente; por consiguiente, las formas en que se expresan dichas valorizaciones son variadas, manifestándose en fenómenos diversos como pueden serlo la música y la danza, y en este sentido el territorio mismo se vuelve sonido y se hace cuerpo.
El género coreográfico-musical más conocido -como también el más estereotipado- hacia el exterior de dicha región, con todo y sus diferencias locales, es el huapango, generalmente denominado son huasteco, cual si fuera la única forma de son existente en la huasteca, cuando hasta dentro de éste existen diferencias notables.Tan sólo en la porción que corresponde al estado de San Luis Potosí podemos encontrar variantes en este género, en cuanto al baile se refiere. En este tenor, resulta por demás significativo el hecho de que en un mismo municipio las formas de bailar el huapango guardan sus diferencias entre las comunidades que dan cuerpo a esta demarcación (cabe mencionar que la delimitación política no homogeneiza las expresiones culturales, aún dentro de un pequeño territorio local). No se baila de igual manera en una comunidad con mayoría de población indígena que en una en la cual la población dominante es mestiza, pues las maneras de expresar con el cuerpo son diferentes en cada una -cuestión que es necesario señalar pero imposible de abordar desde este artículo- y sin embargo juntos forman parte de un mismo espacio territorial -esto dicho también en términos generales, pues ambos valorizan su espacio de manera diferenciada- como lo puede ser, para nuestro caso, el municipal.
En efecto, grupos socioculturales colindantes, conjuntados política y administrativamente en comunidades, ejidos o barrios, disfrutan y se expresan de manera diferente en el acto de bailar el huapango.Intentaremos ilustrar esta idea exponiendo de manera breve algunos elementos. Si bien se entiende que existen pasos característicos de esta forma de baile, éstos llegan a tener sus pequeñas grandes diferencias de una comunidad a otra, otorgándole cada cual un carácter particular por las formas y connotaciones culturales que pueda tener. Está el caso de que cuando unos hacen el zapateado con golpes más asentados, realizando un desplazamiento amplio del peso corporal en cada pisada, otros lo resuelven con una suerte de rebote o muelleo del cuerpo para evitar aquél amplio desplazamiento, logrando un efecto un tanto similar, aunque haciendo la trayectoria entre un paso y otro más corta, lo que hace que varíe su ritmo sobre el tiempo musical, sin embargo manteniendo la coherencia con éste. Otra cuestión que podemos comentar en este sentido corresponde al espacio en el cual se baila y en los desplazamientos que se realizan en él: mientras a unos gusta permanecer relativamente en un mismo sitio -haciendo cruces entre sí, giros u otros diseños, pero sin ocupar una mayor extensión espacial- otros prefieren los desplazamientos largos en pareja, aprovechando la posible extensión de dicho espacio, como puede hacerse mediante líneas rectas hacia las laterales. Por otro lado está la intención que se establece para con la pareja de baile, misma que tiene que ver con cuestiones varias, tales como las relaciones de género y la ideología que gira en torno a éstas, entre otras posibilidades. En este punto podríamos preguntarnos ¿qué es lo que buscan los sujetos al estar moviéndose junto a la pareja de baile y qué desea expresar el cuerpo en cada contexto?
Como podemos entrever a partir de lo anterior, las variantes en la forma de bailar son parte inherente de la diversidad cultural existente en esta región, y de cómo el espacio y el cuerpo son entendidos y expresados dentro de ella. Ante esto, parece necesario reconocer que lo poco o mucho que podamos saber de manera general respecto a un fenómeno cultural como lo es el huapango (su música, su poesía, su baile y su contexto) no nos permite encasillarlo de buenas a primeras mediante formas determinadas y determinantes como son los estereotipos que dejan de lado toda una gama de realidades expresivas. ¿Cómo puede insistirse en la pretensión de reducir a un sólo modelo -el famoso "estilo estatal" (veracruzano, potosino, tamaulipeco, queretano, polano e hidalguense )- la riqueza que pueden brindar los cuerpos moviéndose en espacios y tiempos culturalmente diferenciados, aún dentro de un mismo territorio local como puede serlo el municipal, sin antes ponernos a considerar la diversidad de factores que existen para su producción y reproducción y que son los que le otorgan las formas y los sentidos igualmente diversos que podemos observar en un momento determinado?.
Finalmente, debo aclarar que con lo aquí expuesto no se pretende descalificar aquellas formas estereotípicas mencionadas -hay que reconocerlo, tienen lo suyo como creación estética-, sino invitar a la reflexión para entenderlas como tales y preguntarnos a la vez sobre los criterios con los cuales han sido construidas para poder entender y reconocer qué es lo que estamos haciendo y en qué nos estamos basando a la hora de bailar y concebir el huapango. Esto como un primer paso. Después, cada quién hará lo que le corresponda.

* Iván Cruz y Cruz es egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
Dejo aquí algunos videos que ejemplifican los estilos llamados estatales, que son los que se usan en los concursos nacionales.
ESTILO HIDALGUENSE:

ESTILO TAMAULIPECO

ESTILO VERACRUZANO

ESTILO QUERETANO

ESTILO POBLANO

POTOSINO



GUANAJUATO

Aunque este estado no esta considerado dentro de la región huasteca, aquí se bailan los huapangos arribeños cuyos máximos exponentes son Guillermo Velazques y los Leones de la Sierra.

Huapango en Pahuatlán

Al son del violín y la jarana

En pahuatlan año con año el dia jueves santo en semana santa inicia el tradicional huapango donde participan trios de las huastecas este evento se lleva a cabo en la plaza principal empesando desde las 7:00 de la noche y terminando alas 7:00 de la mañana hasta , que el cuerpo aguante, Tambien el dia 15 de septiembre se realiza el huapango tradicional donde de igual manera inicia de las 12:00 de la noche despues del grito de independencia y termina alas 7 de la mañana. Posteriormente el 16 de septiembe se continua el tradicional desfile por las calles principales. Aquí les dejo un video del huapango de semana santa 2007 en Pahuatlán de Valle, Puebla.
Información tomada de http://pahuatlan.spaces.live.com

lunes, 4 de junio de 2007

EL SON HUASTECO

LOS SONES DE LA HUASTECA


Una de las regiones de nuestro país más ricas en expresiones artísticas es, sin duda, la llamada huasteca. Comprendida originalmente por partes de los estados de Veracruz, Tampico y San Luis Potosí; aunque culturalmente abarca parte de Hidalgo, Puebla, Querétaro y hasta de Guanajuato.

El son huasteco es una de las más hermosas expresiones musicales de nuestro país, producto de una larga historia de "ires" y "venires" de culturas de todo el mundo, 100% mestizo y con cualidades dignas de las músicas tradicionales más elaboradas del mundo.

Sólo en un país como México se podría dar algo tan lleno de ingredientes distintos unos de otros, lo indígena como base en excelente equilibrio con lo andaluz, que ya de por sí venía cargado de árabe, judío y quién sabe cuanta cosa más.

Haciendo un poco de historia, los huastecos -que son el grupo étnico que da nombre a la región- la han poblado desde mil años antes de Cristo. La lengua huasteca, que se habla incluso en la actualidad, pertenece al grupo maya-totonaco, tronco y familia mayense de la subfamilia yaxu. También habitan estas tierras nahuas de origen tolteca, totonacos, tepehuas, otomíes y mestizos.




Nuño Beltrán es quién realiza la conquista de estos lugares en el año de 1526 al llegar a la desembocadura del río Pánuco, dando pie al origen de la población mestiza. Al no encontrar oro, decidió esclavizar a los indios para venderlos y llevar pies de cría a la región para convertirla en ganadera con el tiempo.

Así, se fue poblando el lugar de plagas coloniales que forzaron a los habitantes originales a refugiarse en sitios más apartados. Para el año de 1532, Fray Andrés de Olmos inicia la catequización de los indios. Ni la independencia ni la Revolución trajeron grandes beneficios a los indios oriundos del lugar; antes al contrario, los siglos de explotación y pobreza los han orillado a que se repita la misma historia de hambre y descuido de tantos de nuestros pueblos.

Pero más allá de los abusos, la huasteca, dada su gama de poblaciones indígenas y mestizas, es lugar de bellas tradiciones, variedad en sus lenguas, su vestuario, su comida, su artesanía y, por supuesto, su música. La dotación típica del trío huasteco, la compone un violín, una guitarra quinta o huapanguera y una jarana. El violín, aunque puede ser elaborado por lauderos mexicanos, incluso de la región, no tiene ninguna particularidad musicalmente hablando, es en la jarana y la quinta donde encontraremos un par de instrumentos originales y bellos, únicos en todo el mundo, y que se usan exclusivamente para tocar la música propia del lugar.

La jarana, al ser nieta de la guitarra barroca española, es una guitarrita pequeña, ensamblada, que cuenta con cinco cuerdas afinadas de manera muy peculiar, haciendo un acorde de novena sobre sol, o sea: sol-si-re-fa#-la.


A pesar de ser chiquita, se toca a lo largo de todo el diapasón, es por eso que está entrastado y puede cubrir todos los tonos de la escala musical.

Su decoración varía según el laudero o incluso según la región, ya que no es lo mismo hablar de la huasteca hidalguense que de la potosina; si desde el paisaje hasta la manera de tocar los sones es distinta, es de esperarse que la fabricación de instrumentos lo sea también. Las hay con incrustaciones, pintadas e incluso pirograbadas; desde muy sencillas hasta muy elaboradas, lo que por supuesto define también la calidad del instrumento y el precio.

El sonido de la jaranita huasteca cubre la sección de los medios en el trío, acompaña a la voz y al violín rasgueándose de manera percutiva y sabrosa, invitando a bailar. El juego de improvisaciones rítmicas en los rasgueos, puede llegar a ser muy complejo, combinando los acentos y los compases.



En cuanto a la hermana grande, la huapanguera, se trata de una guitarra también descendiente de la barroca, que cuenta con cinco órdenes de cuerdas que se distribuyen de acuerdo al ejecutante, algunas van sencillas y otras dobles. Se afina parecido a una guitarra, pero la quinta cuerda es un sol y le siguen re-sol-si-mi. El tamaño es bastante más considerable y es más gruesa que una guitarra normal, ya que cubre las notas bajas. Sus particularidades en cuanto a la ejecución son que además del rasgueo, hace los llamados bordones, melodías que contrapuntean con el trabajo del violín; aparte de eso, se usan muchos glisandos en la ejecución, característica que le da una exquisita particularidad a los sones huastecos. Su decoración es igual a la de las jaranas.

Los sones se ejecutan en cuanta festividad hay en las comunidades de la región: existen además de los del repertorio común, los sones llamados de costumbre, con una fuerte carga ritual y se ejecutan en momentos especiales, para la cosecha o la siembra, una boda, bautizo, entierro o fiesta patronal. Estos sones son los famosos canarios y xochipitzáhuac, que se combinan de varias maneras para dar forma a un repertorio que varía según las circunstancias y la comunidad en particular. Por razones de espacio no nos adentraremos mucho en estos sones de costumbre.

En cuanto al repertorio típico de la huasteca, además de ejecutarse en las fiestas o Huapangos, actualmente se tocan en festivales de la región, ya que, afortunadamente, se trata de lugares que tienen bastante sana la autoestima y podemos encontrar muchos jóvenes talentosos ejecutando sones a la par de los reconocidos viejos músicos. Es muy común encontrar a los tríos tocando en las cantinas de la región, lugares exclusivos para hombres.

Hay que destacar también la presencia de los niños y de las mujeres, que cada vez más se hacen partícipes de la tradición, no sólo como espectadoras o bailando, sino además ejecutando algún instrumento y cantando. Hay que mencionar que los sones no son cosa fácil: además de la dificultad que exige llegar a ser un buen instrumentista, se presenta la cuestión del canto, no cualquiera puede cantar huasteco, además de las voces peculiares, el falsete es muy difícil de ejecutar correctamente. Hay sones que llegan a ser tan arduos, que hasta los más plantados tienen que estar en un muy buen momento para cantarlos, con la garganta caliente y el ánimo hasta arriba.

Los sones se componen literariamente de la copla: de herencia española, llegan a ser muy complejos ya que las características de cada son en particular nos llevan a darnos cuenta de que hay que estar empapado de la tradición para poder ser parte de ella, hay que destacar que los sones se cantan también en las lenguas de los grupos que habitan la región, pero es en español en la cual encontramos el repertorio más rico, compuesto tanto por coplas legendarias y antiguas que llegaron de España desde los años de la Colonia hasta por una enorme cantidad de versos compuestos por acá. Además hay que recordar que hay muchísimo de improvisación con las palabras, o sea que quien sabe cuanto se siga componiendo y cuanto se lo haya llevado el viento en los Huapangos.

Y como siempre es mejor que la música y el verso hablen por sí mismos, tenemos aquí un ejemplo de uno de los sones más antiguos, que además tiene una interesante historia ya que al hablar de marinos y sirenas no queda lugar a dudas sobre su origen andaluz. Además dice Rodríguez María que el nombre "La Petenera" deriva del apodo de "La Paternera" que fue una famosa cantadora y bailadora nacida en Paterna de la Rivera, un pueblito en Cádiz, España. Las versiones han sido muchas, incluso actuales.

Por ser uno de los sones más viejos, ha tenido una enorme cantidad de versos escritos. Es, además, uno de los sones más viejos y de los que se tocan en tono menor, ya que la mayoría son en tonos mayores.

Hay sones que además de sus características propias del género, tienen las suyas propias, en cuanto a su ejecución y en cuanto a su copla, los hay muy difíciles como es el caso del caimán, que se acompaña todo el tiempo a contratiempo y sincopado, lo cual hace que rítmicamente esté como flotando. Una auténtica delicia. No falta en las fiestas durante los momentos más álgidos, ya que además es muy rápido y vigoroso.

Hay que mencionar algunos de los tantos tríos que han hecho los sones de la huasteca una de las más hermosas tradiciones de nuestro país, se destacan entre muchos el "Chicontepec", "Armonía Huasteca", "Camalotes del Pánuco", "Dinastía Hidalguense", "Camperos de Valles", "Los Parientes", "Xoxocapa", "Alma de las tres Huastecas", y un reconocimiento especial al desaparecido "viejo" Elpidio, que hace varios años, al emigrar a la ciudad de México, diera a conocer para muchos esta música tradicional.

¡Viva el huapango!

domingo, 3 de junio de 2007

Que pasa con Xcaret????

INAH: Xcaret propone una visión hollywoodense de la cultura maya


Los turistas no reciben información fidedigna y actual, reconoce Adriana Velázquez Morlet
Proliferan en la entidad versiones libres que dan por cierto el "salvajismo" de esa civilización.

Espectáculos como el que se presenta en el parque turístico privado Xcaret, ubicado en la Riviera Maya, en Quintana Roo, en el cual se representa un ritual de juego de pelota con una esfera en llamas y demás "efectos especiales", dejan en el turista nacional y extranjero "una imagen distorsionada" de lo que fue y es la cultura maya, lamenta Adriana Velázquez Morlet, directora del Centro-INAH de estado.

La región es visitada anualmente por más de un millón de personas, 80 por ciento de los cuales procede de otros países. No obstante los esfuerzos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de ofrecer información fidedigna y actual acerca de una de las civilizaciones antiguas más importantes del continente, éstos se ven opacados por las funciones artísticas que se llevan a cabo en algunos centros turísticos.

Debido a la proliferación en Quintana Roo de "versiones libres" sobre lo que fue la cultura maya, los visitantes se llevan "una imagen que no es real, distorsionada, romántica, hollywoodense, fantasiosa y espectacular en algunos casos, fundamentalmente dirigida a la venta y la comercialización", señala Velázquez Morlet a La Jornada.

"En varios casos presentan una imagen de los mayas sustentada en información de hace muchísimos años, de los investigadores de los años 50 del siglo XX, los cuales presentaban a unos mayas dedicados fundamentalmente a la observación astronómica y a cuestiones rituales. A esta visión se le da mucho peso, inclusive en las guías impresas y entre los guías de turistas", explica.

Agrega que este panorama "ha cambiado mucho. Hoy sabemos que, aunque efectivamente los mayas generaron una enorme cantidad de información sobre astronomía, era una sociedad muy compleja, con conflictos políticos, guerras y revanchas entre estados vecinos.

"Además, hay que tener en cuenta que los bailes y recreaciones que se presentan al público son contemporáneos, pues si bien hay algunas imágenes en códices o cerámica de danzantes o personas ataviadas con alguna indumentaria particular, nadie sabe hoy cómo era la música de los mayas ni cómo eran sus bailes."

Aunque se trata de "un espectáculo libre, una recreación de carácter artístico" ­como reiteran las autoridades del INAH­, el show que cada noche se presenta en el teatro Gran Tlachco, de Xcaret, con capacidad para 6 mil espectadores, se propone "difundir el patrimonio cultural del pueblo mexicano y la cultura maya".

Y en la publicidad se añade: "El fuego ilumina el Valle de los Aromas, donde guerreros y sacerdotes mayas rodeados de incienso y copal custodian el camino para sorprenderte con la más hermosa manifestación de cultura prehispánica y popular (...): el juego de pelota prehispánico, anunciado por los tunkules, tambores de madera que retumban en el silencio vespertino de la selva (...). En Xcaret se puede presenciar una demostración de este juego ancestral. La cancha nueva luce un puro estilo arquitectónico, inspirado en el de Monte Albán, Oaxaca (sic), y en el de Copán, Honduras."

La representación, con pretendida alusión a la cultura maya, termina siendo una mezcolanza de referencias a otras culturas del México antiguo: zapoteca, mexica, totonaca.

La directora del Centro-INAH-Quintana Roo dijo que ese organismo no regula de ninguna manera ese tipo de espectáculos, "porque se consideran exclusivamente de índole artístico. Fijar una reglamentación es difícil, porque no se trata de una cuestión científica. No existe la normatividad para intervenir".

La funcionaria consideró que la película Apocalypto, de Mel Gibson, se enfoca en la caída del imperio maya, por lo cual "es muy fácil caer en la simplificación de que todo es descomposición social y conflictos, es decir, que los mayas eran unos salvajes que peleaban entre sí; en un contexto hollywoodense es muy fácil caer en una exageración de esa naturaleza".